En la actualidad, cada vez es más frecuente observar la vida de los demás y sentir envidia, especialmente a través de las redes sociales. Tenemos acceso constante a las aparentes vidas idílicas de los demás, lo que complica el dejar de compararse o hacerlo desde un lugar más sano.
Comparamos desde nuestros cuerpos, hasta experiencias vitales, familia, amigos, trabajos… Sin duda, requiere esfuerzo cambiar este hábito, pero hará que tu vida sea mucho más feliz.
El error está cuando tú principal foco de atención son los demás y te comparas como excusa para criticarte y reafirmar que hay algo que no está bien en ti y debes cambiar. Quizá algún aspecto que no te llene, te desagrade de ti o no logres aceptarte en ti mismo/a. Tendemos a compararnos con personas que tienen una vida mejor o más perfecta a nuestros ojos, desde una idealización de la misma.
Por tanto, el problema no está tanto en el hecho de compararse, sino en la connotación que le das. Ser consciente de que otras personas hacen o tienen cosas que nosotros/as no o viceversa no tiene por qué ir ligado a un sentimiento de superioridad o inferioridad. Puedes tratar de transformarlo en admiración.
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Causas de compararse
Como hemos comentado, compararse no es algo malo en sí, de hecho es un proceso natural que utilizamos para entender el mundo que nos rodea y para evaluar nuestra propia posición en él. Pese a ser comunes, no debemos pensar que las comparaciones excesivas son saludables.


La necesidad constante de compararse con los demás puede ser impulsada por una combinación de factores psicológicos, sociales y culturales, a continuación mencionaremos algunos de ellos.
- Autoestima y confianza: Las personas que tienen una baja autoestima pueden sentir la necesidad de compararse con los demás para sentirse validadas y aceptadas. La comparación con otros puede ser una forma de buscar afirmación y aumentar su confianza en sí mismos/as.
- Presión social: Vivimos en una sociedad donde se valoran ciertas características, logros o posesiones. La presión social para cumplir con ciertos estándares puede llevar a las personas a compararse con los demás para medir su éxito y valía en relación con los demás.
- Envidia y celos: La envidia hacia los logros o posesiones de otros puede desencadenar la necesidad de compararse constantemente. Esto puede conducir a una competencia poco saludable y una sensación de insatisfacción constante.
- Perfeccionismo: Las personas perfeccionistas tienden a compararse con los demás para establecer expectativas poco realistas y sentir que siempre deben superar a los demás.
- Falta de autoconocimiento: Cuando las personas no tienen una comprensión clara de sus propios valores, metas y fortalezas, es más probable que busquen referencia externa y se comparen con los demás para definir su propio sentido de identidad y éxito.
- Redes sociales y medios de comunicación: La exposición constante a las vidas aparentemente perfectas y logros destacados de otras personas en redes sociales y medios de comunicación puede alimentar la necesidad de comparación y llevar a una percepción distorsionada de la realidad.
Consecuencias de compararse
Compararse de forma constante y poco saludable con los demás puede tener consecuencias muy negativas a nivel emocional y mental. La comparación puede generar sentimientos de inferioridad, inseguridad, ansiedad y estrés. Cuando te comparas con los demás, estás estableciendo un estándar de éxito y felicidad que es ajeno a ti, lo cual puede llevar a que experimentes una sensación de fracaso y desesperanza.
La comparación también puede limitar nuestra capacidad para disfrutar nuestra propia vida y experiencias. En lugar de vivir en el momento presente, estás constantemente midiendo tú éxito y felicidad en relación con los demás. Esto puede llevar a una sensación de insatisfacción y descontento con nuestra propia vida.


La comparación constante puede interferir también en tu capacidad para conectar y relacionarte con los demás. Cuando te comparas, puedes sentir que se trata de una competición, lo cual puede generar resentimiento, envidia y celos. Estos sentimientos pueden llegar a dañar nuestras relaciones y hacernos sentir aislados y desconectados de los demás.
Cuando nos comparamos con los demás, estamos colocando nuestro valor y la percepción de nosotros/as mismos/as en manos de otros/as. Si te comparas con alguien que crees que es más exitoso o feliz que tú, puedes sentir que eres suficiente. Esto puede tener un gran impacto en tu autoestima.
Por último, la comparación puede generar una sensación de falta de propósito y dirección en la vida. Cuando nos comparamos con los demás, a menudo nos estamos midiendo en términos de logros externos y materialismo. Las personas pueden sentir que están persiguiendo objetivos y metas que no son realmente importantes para ellos, lo que puede llevar a una sensación de desconexión y falta de sentido en la vida.
4 Consejos para dejar de compararse
Aquí tienes algunos consejos para aprender cómo dejar de compararte con otras personas y transformar la envidia en admiración.
1. Sé consciente de que te comparas con otras personas: el primer paso es ser capaz de observar sin juzgarte que hay ocasiones en las que te comparas con los demás. Muchas de las veces nos comparamos de forma sutil y automática. Pero cuando nos hacemos conscientes podemos empezar a responsabilizarnos y hacer pequeños cambios. Es importante dejar de compararse tanto para bien como para mal, no puedes construir una buena autoestima basándote en la comparación. Se acaba generando una dependencia a buscar que los demás sean inferiores a ti para poder sentirte bien contigo mismo/a.


2. Cuidado con las redes sociales: Internet es una ventana a la vida de muchas personas, pero sabemos que estas no reflejan la realidad al 100%. Todo el mundo pasa por momentos difíciles, los cuales no se no se comparten de forma pública. Por ello nos comparamos con facilidad y tendemos a pensar que las vidas del resto son mejores que la nuestra. Recuérdate que tu día a día y el de los demás va más allá de lo que mostramos y si te está afectando considera protegerte reduciendo el tiempo que dedicas en las redes.
3. Pon el foco en ti y en tu vida: Trata de limitar tu atención a la vida de otras personas. Empieza a enfocarte en ti y construir tu vida desde ahí. Para ello, puedes comenzar a preguntarte y escucharte: ¿Qué te gusta de tu vida? ¿Quiero mejorar alguna cosa?¿Qué cosas buenas aportas en la vida de los demás? ¿Qué te molesta de la otra persona? ¿Cómo te hace sentir compararte? ¿Es un dolor necesario? Piensa en lo que es importante para ti y trabaja en ello. Dedica la energía que ahorras al no compararte y hablarte mal en realizar actividades que te sienten bien, a través de las cuales te cuides a ti mismo /a y poco a poco te demuestren la importancia de vivir tu propia vida mirando hacia dentro.
4. Permítete ser imperfecto/a: Sobre el papel, todos/as sabemos que nadie es perfecto. Solemos ver las experiencias ajenas como perfectas e idílicas y no permitirnos a nosotros/as mismos/as fallar. Esta alta exigencia, sumada a la comparación, es algo complicado de sobrellevar. Aprender a gestionar la frustración, el fracaso y aceptarte y abrazarte en tus imperfecciones te distanciará de las comparaciones y te dará libertad.
Como hemos dicho, compararnos, hasta cierto punto es normal aunque tengamos que aprender a gestionarlo. Pero si ves, que esto te genera mucho malestar y que está afectando a distintas áreas de tu vida, puedes aprender a gestionarlo en terapia psicológica individual.
Nosotras en psicologiamariapalau lo trabajamos tanto en terapia individual como en nuestros grupos de autoestima.