1. «El psicólogo es solo para los locos»

Esta afirmación es probablemente la más común y es difícil de entender porque, de vez en cuando, habría que saber qué quiere decir la persona con «locura».

El psicólogo, sin embargo, se ocupa de ayudar a las personas que tienen dificultades o problemas en los más variados ámbitos de la vida. Por ejemplo, en las siguientes situaciones:

  • Situaciones de trabajo difíciles que provocan un estrés excesivo o un conflicto
  • Comprender y gestionar las propias emociones
  • Dificultades relacionales como la excesiva timidez, el rechazo, las dificultades de comunicación
  • Problemas relacionados con el estado de ánimo como ansiedad o depresión excesiva
  • Miedos , relacionados con animales o situaciones -como salir de casa solo, coger el transporte público, coger el avión, miedo a la enfermedad, miedo a perder a los seres queridos, miedo a cometer errores,…-
  • Problemas alimentarios, que incluyen anorexia, bulimia, atracones, pero también dificultades para desarrollar una relación lo más equilibrada y agradable con la comida.
  • Dificultades en la toma de decisiones
  • Gestión de momentos especialmente estresantes, como el nacimiento de un hijo, una crisis en la pareja, la ruptura de una relación importante
  • Planificación eficaz de las distintas actividades diarias
  • Procesamiento de acontecimientos traumáticos como accidentes, abusos, pérdida de seres queridos

El/la psicólogo/a se ocupa de dificultades y situaciones que pueden ser cotidianas y que pueden afectar a todas las personas.

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2. «La terapia es para gente débil«

Algunas personas creen que uno/a va al psicólogo/a principalmente para que le escuchen mientras se queja y para que le digan algo como  «debe ser difícil», «las cosas mejorarán pronto»…

En realidad, sin embargo, el asesoramiento psicológico es una cuestión totalmente diferente y sirve para ayudar a las personas a afrontar y superar dificultades específicas.

Además,  acudir a un profesional significa haber reconocido que tienes un problema y haber decidido que quieres superarlo, y esto es una elección valiente porque requiere compromiso y sobre todo, esfuerzo.

3. «Si hablo con un amigo es lo mismo… ¿por qué ir al psicólogo/a?«

Un amigo no tiene la formación necesaria para entender qué está pasando en muchas ocasiones y poder cambiar aquellas conductas y pensamientos necesarios, y, por tanto, no suele poseer las herramientas adecuadas para poder ayudar profesionalmente. Evidentemente, esto no significa que hablar con amigos o familiares sea completamente inútil y que su apoyo no sirva de nada. Sin embargo, son papeles completamente diferentes a los de un profesional y, por tanto, cumplen funciones distintas.

4. «La terapia es demasiado larga, dura años»

La duración de la terapia depende de una serie de variables, entre ellas el enfoque seguido por el profesional y la complejidad de la situación de la persona.

La duración también depende mucho del tipo de problema: si es generalizado, obviamente requiere más tiempo. En referencia a este aspecto, por tanto, para que el asesoramiento sea lo más eficaz posible, la persona debe acudir al psicólogo cuando el problema que presenta acaba de desarrollarse y no esperar a que empeore.

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5. «El/la psicólogo/a es caro/a»

Ciertamente, los servicios del psicólogo tienen un precio, como el de cualquier otro profesional. Sin embargo, muy a menudo, decir o pensar que el psicólogo es caro es una excusa para justificar ante uno mismo, en ocasiones,  personas que dicen que no van al psicólogo porque es caro, se gastan el mismo dinero  en ir a la peluquería, al gimnasio, hacer compras en internet, a hacer algún viaje, a hacerse tatuajes o medicación… es cuestión de prioridades.

Se trata, por tanto, de entender cuáles son las prioridades de cada uno y actuar en consecuencia, teniendo en cuenta también que incluso la falta de atención al propio bienestar tiene un coste, aunque no sea necesariamente o no exclusivamente económico.