Uno de los problemas de ansiedad que se ha visto afectado por la pandemia del Covid-19 es la ansiedad social. Los cambios en la manera de comunicarnos a través de las pantallas, a la hora de ir a la escuela y universidad, el distanciamiento social y el uso de la mascarilla, son factores que han afectado a mucha gente y que han aumentado este problema, especialmente entre la gente joven.
Cuando hablamos de ansiedad social nos referimos a un problema de ansiedad en el que el principal miedo de una persona es la evaluación negativa por parte de los demás estando en una situación social, como puede ser una reunión, una exposición en público, una cita, una conversación con un desconocido/a, etc. La persona piensa que le pueden valorar negativamente, ya sea por su forma de actuar, por su desempeño en una situación o porque pueda tener una serie de síntomas físicos que revelen a los demás ese estado de ansiedad (rubor facial, temblor en la voz, sudoración, temblor de manos, etc). Es decir, la persona con ansiedad social puede sentir que mientras hace algo, los demás le estarán observando y evaluando su conducta y siente miedo a equivocarse o hacer “el ridículo”.
Normalmente son conscientes de que dichas situaciones no representan un peligro real para su integridad personal, pero como experimentan un nivel tan alto de malestar, suelen llevar a cabo conductas de escape o evitación para reducirlo (inventar excusas para irse de la situación, no asistir a eventos sociales, estar en lugares en los que sean poco visibles, quedarse callados, evitar las miradas con los demás, coger un bolígrafo durante una exposición, etc).
Son características las sensaciones de agobio, nerviosismo y miedo en este tipo de situaciones que se acompañan de bastante activación física (aceleración del pulso y la respiración, rubor facial, temblores, etc.) y a pensamientos de amenaza, anticipaciones negativas sobre uno mismo “van a pensar que soy tonto/a”, “se van a enfadar conmigo”, “dirán que soy aburrido/a”, “se darán cuenta de que estoy nervioso/a porque me tiembla la voz” etc., sobreestimación de resultados catastróficos, excesiva conciencia de uno/a mismo/a (movimientos y aspecto físico) y de los síntomas físicos y a una atención dirigida hacia señales adversas de la situación (fijarse en los gestos de desaprobación o aburrimiento, por parte de los demás).
Este problema suele ser poco comprendido por la gente del entorno y lleva a recibir frases del estilo “lo que tienes es que hacer amigos/as”, “tienes que quedar más” o “lo que tienes que hacer es hablar con la gente”. Pero no es un problema de voluntad, las personas que tienen este tipo de dificultad desean poder hacer esas cosas, pero es la ansiedad la que lo dificulta.
Si conoces a alguien que pueda encajar en esta descripción, es importante que intentes no juzgarle y decirle lo que crees que debería ser capaz de hacer. Mejor, transmítele tu apoyo y comprensión para superar esta situación poco a poco. Si eres tú el/la que se siente identificado/a y no sabes como hacer frente a esto que sientes, ir a terapia te puede dar las estrategias que necesitas.


Fuentes:
-Caballo, V. E., Salazar, I. C., & Hofmann, S. G. (2019). Una nueva Intervención multidimensional para la ansiedad social: el programa IMAS. Behavioral Psychology, 27(1), 149-172.
-Bados, A. (2001). Fobia social. Síntesis.