Para el psicólogo, el miedo al fracaso es un tema recurrente ya que hay muchos clientes que, al llegar a la terapia para miedos y fobias, señalan que viven con ese miedo. Desde la psicología te podemos explicar por qué nace, sus síntomas y sus tratamientos posibles.
El miedo al fracaso en la vida puede llegar a ser algo incapacitante. Al igual que una fobia, el miedo al fracaso pone el freno de mano a las experiencias que vivimos, a las oportunidades y al crecimiento personal.
Es normal sentir un pellizco de ansiedad al enfrentarse a situaciones nuevas, pero el miedo al fracaso va más allá y, en muchas ocasiones nos limita.
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El miedo al fracaso está relacionado con el miedo a ser juzgado
Este miedo puede considerarse el tema central de quienes tienen ansiedad o fobia social.
También puede aparecer por haber experimentado un fracaso doloroso que no se ha podido procesar, o que se percibe como un error fatal. Las personas que han tenido estas experiencias harán cualquier cosa para protegerse de repetir la misma emoción. Sin embargo, los comportamientos de protección sólo amplificarán ese miedo, a estos comportamientos le llamamos evitación o conductas de seguridad.
La procrastinación y la evitación son dos piedras angulares para los que temen el fracaso. Además, las personas con este miedo tendrán grandes dificultades para tomar decisiones y se alejarán de cualquier actividad que no se les dé bien.
En algunos casos el fracaso se experimenta pero no se acepta, sin embargo, en la mayoría de los casos el fracaso nunca se manifestará porque la persona no se atreve a arriesgar porque considera que el idea de fracaso como inaceptable.
Ese fracaso inaceptable
La mayoría de personas nos preocupamos por transmitir una imagen positiva, tanto con nosotros mismos como con los demás, y cuando estamos en público tratamos de estar serenos y dar lo mejor de nosotros mismos.
Así que el objetivo de la “buena imagen” es algo funcional: no nos hace soltar prisas cuando estamos en la cola del supermercado, nos hace estar más serenos en lugares públicos, más preparados para una entrevista de trabajo y nos puede ayudar a adaptarnos al contexto.
Para los que tienen miedo al fracaso, fallar, dar una mala impresión o equivocarse son riesgos inaceptables. Cuando el miedo al fracaso se vuelve omnipresente, conduce al perfeccionismo. Cualquier dificultad se convierte en una amenaza para la persona. El fracaso percibido funciona por generalización “si suspendo un examen entonces no valgo nada” si una cita va mal, “soy un inútil”, y de nuevo, “si mi pareja me deja no valgo nada“…
¿Por qué tengo miedo a fracasar?
Como se ha mencionado anteriormente, un error que cometamos puede hacernos sentir indignos y, ante el terror de repetir la misma experiencia, podemos empezar a temer el fracaso. Algunas de las razones que nos llevan a temer el fracaso son: haber tenido alguna experiencia muy desagradable en la que hemos sentido que hemos fracaso y por tanto “aprendido” que el fracaso genera ese malestar (ej: acoso, maltrato, pérdida de un trabajo muy importante, críticas…), haber tenido una educación en la que se ha inculcado esta idea, ser una persona insegura o tener una mala imagen de uno/a mismo/a, ser demasiado perfeccionista o una visión muy rígida y absolutista del éxito y el fracaso.
¿Cómo superar el miedo al fracaso?
Para superar el miedo al fracaso debemos tener una visión clara de nuestro miedo. ¿De qué tenemos miedo realmente? La terapia podría ayudarte no sólo a superar el miedo al fracaso, sino también a fortalecer y mejorar la imagen que tienes de ti mismo/a.
Hay algo que puedes entender para mejorar la relación que tienes con los errores; para superar un fracaso o el miedo a esta perspectiva hay que dar un nuevo significado al fracaso.
No generalices
El miedo al fracaso funciona por extensión. No conviertas un “He fracasado en un objetivo” en “Soy un fracasado”.
Todo el mundo comete errores y, por tanto, siguiendo esta forma de pensar “todo el mundo es un fracasado”. Pero esto no es así. El error es lo que nos hace humanos y tenemos una extraordinaria capacidad para aprender de nuestros errores. Es la única forma de avanzar, por tanto, el error es necesario y forma parte de la vida.
Trabaja en tu imagen personal
Puedes hacerlo practicando un deporte, saliendo con gente que sepa apreciarte y trabajando en tus talentos.
Para mejorar tu autoestima también puedes probar una nueva experiencia o perseguir un objetivo (realista) que debes alcanzar en pequeños pasos.
Nota: tu autoimagen está estrechamente influida por tu percepción interna y externa. Es posible que acumules una serie de éxitos, pero que sigas percibiéndote como “inadecuado e inválido”. En estas circunstancias, el inicio de la terapia es aún más óptimo.
No te obsesiones con el resultado
A veces hacer algo mal es mejor que no hacerlo. Este concepto parece eludir a quienes son propensos al perfeccionismo.
El concepto de éxito o fracaso suele estar ligado al resultado final, pero esto es erróneo, también debemos apreciar y aprovechar todo el camino que nos ha llevado a un resultado.
Por ejemplo, si una relación amorosa ha llegado a su fin, no significa que todas las semanas pasadas con esa pareja hayan sido terribles. Deberíamos aprender apreciar lo bueno de cada experiencia. Los que se centran exclusivamente en el resultado pierden la visión global y por tanto, tienen más emociones desagradables.