Tomar una decisión implica adoptar una actitud activa ante las oportunidades y experiencias que se te plantean en la vida y poder mejorar nuestra situación en mayor o menor grado. Por eso nos sorprende que algo aparentemente sencillo como elegir entre varias opciones sea capaz de generar tanto malestar.
Nos enfrentamos a una toma de decisiones constante. La psicología ha demostrado que muchas veces es la forma en la que afrontamos lo que puede perjudicarnos mucho más que la opción por la que finalmente nos decantemos lo que nos genera malestar. Hoy vamos a hablar de cómo este proceso puede llegar a limitarte mucho en la vida.
Desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir, hemos de escoger, seleccionar, optar por unas alternativas y desechar otras. En algo tan simple, como elegir qué vamos a desayunar, o en algo más complejo, como aceptar o rechazar un puesto de trabajo o terminar con una relación de pareja, podemos encontrar dificultades . Pero, ¿por qué a algunas personas les cuesta tanto tomar decisiones?. Continua leyendo este artículo sobre habilidades personales de psicologiamariapalau
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¿Por qué resulta difícil tomar decisiones?
Existe una variedad de factores psicológicos, emocionales y situacionales por los que puede resultarnos complicado tomar decisiones. Aquí hay algunos de los motivos más comunes:
- Falta de información: La incertidumbre y la falta de información pueden hacer que te resulte difícil tomar decisiones. Cuando tienes acceso a datos que pueden resultar importantes o no se comprende completamente la situación, es más complicado tomar una decisión acertada.
- Miedo al fracaso: El miedo a cometer errores o fracasar puede llegar a paralizarte y dificultar la toma de decisiones. La presión por tomar la decisión correcta puede generar ansiedad y estrés, lo que a su vez puede llegar a dificultar el proceso de elección.
- Demasiadas opciones: Tener demasiadas opciones puede ser abrumador y llevar a la llamada «parálisis por análisis». Cuando hay muchas alternativas posibles, es difícil evaluarlas todas y tomar una decisión definitiva.
- Conflictos internos: Tus valores, creencias y deseos personales pueden entrar en conflicto al tomar decisiones. A veces, las personas se sienten atrapadas entre lo que quieren, lo que creen que deben hacer y lo que se espera de ellas, lo que complica el proceso de elección.
- Presión social: La influencia de amigos, familiares o la sociedad en general puede hacer que te sea difícil tomar decisiones que se alineen con tus propias necesidades y deseos. La necesidad de encajar o cumplir con las expectativas de los demás puede dificultar la toma de decisiones auténticas.
- Riesgo y consecuencias: Tomar decisiones a menudo implica que asumas ciertos riesgos y enfrentar posibles consecuencias negativas. El temor a las repercusiones no deseadas puede dificultarte la elección de la mejor opción.
- Perfeccionismo: Si eres una persona autoexigente y que tiende al perfeccionismo, puedes encontrar difícil tomar decisiones porque sientes que siempre hay una opción mejor o que cualquier error es inaceptable.
- Emociones intensas: Las emociones desagradables y fuertes, como el estrés, la tristeza o la ira, pueden nublarte el juicio y dificultar la toma de decisiones racionales. Las decisiones tomadas bajo la influencia de emociones intensas pueden no ser las más adecuadas a largo plazo.
- Falta de experiencia: La falta de experiencia en un área particular puede hacer que sea difícil tomar decisiones confiadas y fundamentadas. La inseguridad acerca de cómo proceder puede generarte indecisión.
- Falta de autoconciencia: No comprender completamente tus propias necesidades, deseos y objetivos puede hacer que te sea complicado tomar decisiones que sean auténticas y significativas.
“No existen decisiones correctas o incorrectas, sino más o menos adecuadas a los objetivos, el contexto y las circunstancias en las que se toman”
Comportamientos relacionados con la dificultad de decidir
Detrás de todo lo comentado anteriormente existe un único objetivo, deshacerse de cualquier malestar asociado al hecho de decidir, y tratar de evitarlo a toda costa:
- Aplazar y evitar la decisión de forma sistemática, posponiéndola siempre para otro momento. De esta forma no llega a afrontar nunca esa situación sobre la que te convendría decidir
- Tomar las decisiones de manera impulsiva, buscando reducir al mínimo el malestar
- Delegar las decisiones en otras personas evitando así la responsabilidad y los miedos… Con esta forma de actuar se aliviaría el malestar inmediato pero limita el aprendizaje y en consecuencia la autonomía, haciendo que resulte cada vez más difícil el proceso de decidir.
Factores psicológicos intervinientes en la toma de decisiones
- Autoestima y autoconfianza : Ser consciente de tus recursos y capacidad para afrontar las consecuencias de las decisiones, favorece la seguridad en el proceso de decidir, permitiendo decisiones autónomas dirigidas por tus propios valores, y enfocadas en tus necesidades, objetivos, motivaciones. Teniendo presente que no existen decisiones correctas o incorrectas, sino más o menos adecuadas según los propios intereses, sin olvidarse del contexto y las circunstancias que las rodean.
- Regulación emocional: detectar, reconocer, aceptar y gestionar tus emociones serán habilidades claves para el proceso de decidir, ya que te ayuda a realizar elecciones ajustadas a las circunstancias y a las consecuencias. La aparición de emociones ante la toma de decisiones importantes es inevitable, pero estas pueden facilitar o interferir en el proceso según la intensidad de la respuesta emocional o la valoración que hagas sobre ellas.
- Asertividad: como actitud que permite comunicar a los demás las propias elecciones de una manera honesta respetándose a uno mismo.
Recomendaciones para la toma de decisiones
Es muy importante ser conscientes de que una decisión siempre se verá afectada por factores que pueden escapar a nuestro control. Eso significa que debemos responsabilizarnos solo de aquello que podemos controlar.
En una toma de decisiones, podemos centrarnos, por ejemplo, en identificar de un modo realista nuestros objetivos y motivaciones, y nuestras capacidades y recursos. A partir de ahí, las cosas podrían no salir como esperábamos; en ese caso es importante no considerar un fracaso nuestra decisión, porque tenemos derecho a equivocarnos y siempre supondrá un aprendizaje que nos ayudará a mejorar nuestra capacidad para seguir tomando futuras decisiones y avanzar hacia nuestros objetivos.
Para poder comenzar a trabajar en tu proceso de toma de decisiones te animo a conectar contigo mismo y reflexionar sobre tus necesidades, valores, intereses, motivaciones. Será un primer paso para saber hacia dónde dirigir tus esfuerzos. Para ello, pregúntate: ¿Qué es lo que harías si no tuvieras miedo? ¿Cuáles son tus valores?¿Dónde te ves dentro de 5 años? ¿Qué es lo peor que te puede pasar?, no ignores a tu intuición y no esperes a estar demasiado seguro.
Tomar una decisión también requiere analizar, describir alternativas, evaluarlas y considerar las variables para implementar la seleccionada:
- Define de una forma concreta la decisión a tomar. Según la importancia y lo que esté en juego, se requerirá más o menos análisis.
- Realiza una lista de las alternativas relevantes, en un primer momento simplemente identifícalas, sin entrar en valoraciones.
- Después valora esas alternativas, según los criterios de evaluación que establezcas en función de tus intereses. Por ejemplo: la viabilidad, las consecuencias, las emociones asociadas…todo aquello que consideres importante y que sería necesario tener en cuenta.
- Selecciona la más adecuada en función de las circunstancias y llévala a cabo.
- Evalúa la puesta en marcha de la decisión, y realiza los ajustes oportunos para aumentar el grado de satisfacción.
En conclusión, tomar decisiones es un proceso clave para tu desarrollo, aprendizaje y evolución. Considera que tienes derecho a equivocarte, y que la práctica te ayudará a mejorar la actitud hacia el proceso favoreciendo la dirección hacia tus aspiraciones.