Antes de realizar el diagnóstico de cáncer hay que pasar por una serie de pruebas médicas. El hecho de prepararse para cualquier prueba médica es difícil y es un proceso que suele estar acompañado de miedo e incertidumbre, antes de la exploración y también tras la exploración. La espera de los resultados puede llegar a ser muy complicada de gestionar.
Por ello, muchas personas afirman que esta incertidumbre es la peor parte del proceso. Es un procedimiento que genera incomodidad y es complicado de afrontar, donde además, se da rienda suelta a la imaginación (lo cual puede ser muy dañino en estos casos).
Programar una cita de forma temprana en el día puede ayudar a reducir el tiempo de preocupación, así como planificar qué actividades vamos a realizar tras la prueba y que éstas sean agradables como caminar con seres queridos, escuchar música, pasear por un lugar tranquilo, etc.
También realizar actividades de relajación para nuestra propia regulación así como tener un plan o haber recibido sugerencias del equipo médico en caso de sentir molestias.
Es decir, todo lo relacionado con buscar apoyo, tener una planificación, autocuidado y reducir tiempos de espera e incertidumbre ayuda a regular los miedos durante la detección y exploración. Aunque es importante aceptar que éstos van a ser parte del proceso.
Contents
- 1 Emociones tras el diagnóstico y tratamiento de cáncer
- 2 Cómo enfrentar el miedo durante el tratamiento del cáncer
- 2.1 1. Expresa tus emociones.
- 2.2 2. Pon la responsabilidad en su lugar.
- 2.3 3. Tú decides cuándo hablar del cáncer.
- 2.4 4. Identificar cómo te sientes y aceptar tu emoción
- 2.5 5. Relajación
- 2.6 6. Permanecer activo
- 2.7 7. Identifica y haz cosas que disfrutas
- 2.8 8. Identifica y céntrate qué puedes controlar.
Emociones tras el diagnóstico y tratamiento de cáncer
El diagnóstico de cáncer supone un punto de inflexión en la vida de la persona que lo recibe y , por ello, es normal atravesar una serie de fases a la hora de recibir el diagnóstico, comenzando por un estado de shock inicial, negación e incredulidad.
Más adelante, la persona puede mostrar confusión y sentimientos de impotencia o desesperanza y miedos. Finalmente, la persona podrá reajustar sus expectativas, tener en cuenta el pronóstico y enfocarse en lo que puede controlar. Estas fases pueden variar de una persona a otra.
Todo ello repercute en cómo se ve la persona a sí misma, su autoconcepto. Es lógico que aparezca una sensación de falta de control sobre la propia vida y la situación en ese momento. Suelen aparecer emociones y consecuencias como son:
- Emociones desagradables y muy intensas como el miedo, la tristeza, la culpa, la pérdida de apetito y alteraciones en el sueño.
- Sensación de incredulidad, acompañado de pensamientos como “esto no me puede estar pasando a mi”.
- Pensamientos intrusivos sobre el diagnóstico y su impacto en el futuro, y como consecuencia dificultades en la concentración y para centrarse en el momento presente.
- Durante el tratamiento y sus efectos secundarios puede influir en la autoestima y valoración que hace la persona de su propia imagen y físico, así como de su sexualidad.
Forma parte del proceso sentir estas emociones desagradables tras el diagnóstico y al vivir los efectos secundarios del tratamiento. Sin embargo, a partir del diagnóstico también se produce en la persona afectada un cambio en la perspectiva y en la forma de ver la vida.
Cómo enfrentar el miedo durante el tratamiento del cáncer
Algunas personas verbalizan que esta experiencia es desagradable pero también aporta un gran aprendizaje a la hora de gestionar otros problemas, desde una mayor aceptación y relativización de los problemas, teniendo muy en cuenta lo que es importante en sus vidas y llevándolos a una búsqueda de aquello que realmente es valioso y mejora su calidad de vida.
Entre los mejores consejos para poder lidiar con los miedos derivados del cáncer, podemos encontrar:
1. Expresa tus emociones.
Las personas notan que cuando expresan sentimientos intensos, como el enfado o la tristeza.
Hay diferentes opciones, ya sea con amigos o familiares, otros sobrevivientes de cáncer, un grupo de apoyo o un profesional. Nos podemos apoyar en otras personas cercanas o seres queridos para expresarnos y obtener apoyo. Sin embargo, también sería buena idea expresar las emociones uno mismo para aclarar y procesar las emociones que siento, por ejemplo, escribiendo un diario.
2. Pon la responsabilidad en su lugar.
Algunas personas se responsabilizan y se culpan a sí mismos por tener cáncer. Es decir, piensan que hubo algo que hicieron mal en algún momento para ahora tener cáncer. O por el contrario, no hicieron algo que era necesario.
De esta forma, tienden a culparse, hablarse mal o entrar en un bucle de tratar de encontrar una respuesta. Recuerda que cada cuerpo es diferente e influyen también otros factores más allá de nuestras acciones.
3. Tú decides cuándo hablar del cáncer.
A menudo los seres queridos tienen buenas intenciones y pueden hablar de cáncer, preguntar cómo está siendo tu proceso, etc. pero en ocasiones no saben qué decir o cómo apoyar a esta persona de forma adecuada para que se sientan arropadas.
Por lo tanto, es mejor hablar de ello en un momento adecuado, cuando lo necesite y esté preparado para hablar de ello.
Si decido hablar y estoy preparado, la conversación será más natural y me ayudará a sentir comodidad. En cambio, hay ciertos momentos que no me apetece o no quiero y también está bien no hablar en esos momentos, siempre podré avisar cuando sea el momento.
4. Identificar cómo te sientes y aceptar tu emoción
Muchas personas tratan de rechazar lo que sienten, les da miedo o lo quieren eliminar. Al tener un mal día entonces, tratan de forzarse a estar bien, preocuparse o tratar de entender el motivo exacto por el que están tristes.
Si estoy teniendo un mal día es mejor detectar cómo me estoy sintiendo, aceptar esa emoción de tristeza o desgana y preguntarme ¿qué necesito en estos momentos? Quizás puedo ir a casa, avisar a mi familia de que tengo un mal día y lo que necesito es ir a la cama a descansar.
5. Relajación
Dedica tiempo a actividades de relajación, ya sea con meditación, respiración, de forma libre o con ejercicios mediante voz guiada. Este puede ser un recurso que ayuda a las personas a reducir su nivel de activación cuando está muy nervioso o preocupado.
6. Permanecer activo
Hacer actividades fuera de casa, actividades agradables con las que podamos disfrutar, ya sea un paseo, caminar, hablar con otras personas, tomar un zumo fuera, son actividades que me van a mantener activo y además, van a disminuir mi preocupación.
Ejercicios como estiramientos o yoga suave también ayudan tanto a nivel físico como psicológico o social.
7. Identifica y haz cosas que disfrutas
Puede que tengamos un hobby que teníamos olvidado, que nos habría gustado hacer o que nunca desarrollamos y disfrutaríamos haciendo. Ya sea la lectura, películas, manualidades o expresiones creativas como la escritura, música o el baile.
8. Identifica y céntrate qué puedes controlar.
Algunas personas dicen que tener una rutina y cierto orden en su vida les ayuda. Es cierto que esto nos da cierta sensación de control.
Aunque es imposible controlar todos los pensamientos que tenemos en el día a día y no los podemos eliminar, es más útil enfocarnos en los momentos agradables del día a día y que podemos disfrutar, y no tanto en los miedos.
Se trata de usar la energía en lo que puedo hacer y me va a hacer sentir más animado, para así mantenerme estable.
Cada persona tiene un proceso diferente y estos consejos son muy generales. Se trata de intentar facilitarte este proceso y ser compasivo/a contigo mismo/a para poder afrontar esta situación.
Si necesitas acompañamiento en este proceso o consejos más personalizados para poder acompañar a un ser querido, puedes contactar con nosotras en www.psicologiamariapalau.com