En este nuevo blog de psicología de psicologiamariapalau hablamos de una de las emociones que pueden resultar más desagradables y que más vemos en las sesiones de psicologiamariapalau.com.
¿Qué es la culpa?
La culpa, al igual que la tristeza, la alegría, el enfado o la vergüenza, es una emoción que todo el mundo hemos podido experimentar en una gran cantidad de situaciones a lo largo de nuestras vidas. La podemos definir como el sentimiento originado como resultado de una acción que ha provocado un daño o cuando rompemos o creemos haber roto ciertas normas o significados tanto personales como sociales, de carácter ético, natural, religioso, sexual, existencial… Así que aunque la intensidad y el contexto en que la sentimos pueden variar de una persona a otra, se trata de una emoción en cierta manera desagradable o incómoda.
¿Cómo interpretar los sentimientos de culpa?
En estas situaciones, la interpretación que hagamos de nosotros/as mismos/as en relación a lo que hayamos hecho o dicho, jugará un papel crucial para explicar el malestar consecuente.
Por ello, resulta particularmente relevante analizar la responsabilidad que poseemos sobre la situación y darle respuesta a esa emoción, tratando de resolver lo ocurrido si se pudiera, o aprendiendo para la próxima vez que pueda ocurrir algo parecido.
En muchas ocasiones no resolvemos la emoción, y nos quedamos enganchados/as en la culpa dando lugar a un sentimiento de culpa excesivo y persistente.
Culpa vs responsabilidad
A la hora de gestionar esta emoción os animo a poner el foco en el grado de responsabilidad que tenemos y no tanto en la culpa que sentimos. Existe una gran diferencia entre decir “es mi culpa” o decir “es mi responsabilidad”, hace que cambie nuestra forma de asumir las emociones, nuestras acciones y comportamientos.
Al hablar de culpa, muchas veces añadimos una connotación negativa acerca de la situación y este sentimiento, lo que no nos sirve para mejorar ni tiene una utilidad crítica constructiva. Tendemos a poner el foco en nosotros/as y adoptar una postura más victimista y de juicio a uno/a mismo/a, quedamos atrapados/as en el pasado y nos impide asumir la responsabilidad, corregir o aprender de nuestros errores y avanzar.
El sentimiento de culpa está profundamente relacionado con la escala de valores personales producto de la educación recibida. No todos/as experimentamos culpa ante las mismas cosas y no toda culpa tiene un origen necesariamente reprobable, por eso dificulta en muchas ocasiones su gestión y el poder ver la situación con objetividad.
Cuando hablamos de responsabilidad asumimos una posición de poder, reconocemos nuestros errores de forma más objetiva y, por tanto, nos sentimos más capaces de poder responder a cada situación.
La culpa es una emoción que tendemos a evitar, lo que lleva a que se nos enquiste y se genere ese sentimiento de culpabilidad, el cual nos lleva con facilidad a la tristeza, la vergüenza, la autocompasión, la mala conciencia, los remordimientos, provocando una mezcla de emociones y sentimientos que nos hacen sentir mal y que además se retroalimentan entre sí dificultando su identificación y una superación positiva de los mismos.
Si tratamos de poner el foco en identificar el grado de responsabilidad que tenemos, podremos ser más objetivos, enfrentar la situación más fácilmente, emprender acciones de reparación si es posible, aprender de la situación y reducir así la culpa y poder avanzar y crecer como personas.
En resumen, la culpa ocupa una parte inevitable de nuestra vida, y resulta importante identificarla para poder asumir nuestra responsabilidad, tomar acción y aprender de la experiencia. No obstante, tenemos que tratar de no incrementar el sentimiento de culpa e impedir que se nos enquiste. Si sientes que la culpa te impide avanzar con tu vida, pide una sesión de terapia individual o una sesión de terapia grupal y te ayudaremos a obtener las herramientas necesarias para poder gestionar los sentimientos de culpa.
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