En este nuevo blog de psicologia y habilidades personales hablamos de la resiliencia. La capacidad de reaccionar o cambiar de vida u objetivos tras cambios bruscos inesperados es una habilidad que ha servido al ser humano para avanzar y conseguir todo lo que hemos llegado a hacer. En la terapia para adultos en psicologiamariapalau para la mejora de las habilidades personales tratamos con pacientes que desean conocer cómo desarrollar la resiliencia como medio para conseguir sus metas y objetivos, especialmente, ante situaciones difíciles.
¿Cuál crees que es el elemento principal que ha permitido a la humanidad preservarse a pesar de las guerras, las hambrunas y los desastres naturales? Seguramente tendrás la tentación de responder «inteligencia» y, hasta cierto punto, también podemos argumentar que es así.
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¿Qué es la resiliencia?
La resiliencia trata de una característica intrínseca del ser humano que le lleva a soportar y, por tanto, a superar sus desgracias, levantándose incluso con mucha más fuerza que antes.
La resiliencia psicológica corresponde no sólo a la capacidad de autorreparación tras una lesión, sino también a la capacidad que tienen los individuos de poder reprogramar sus vidas tras situaciones difíciles y adversas.
Del mismo modo, ante una dificultad, una persona adulta puede reaccionar de dos maneras: bloquearse y no avanzar, o reaccionar y luchar para encontrar una solución. En este caso, no son tanto las condiciones objetivas las que marcan la diferencia, sino el tipo de mentalidad con el que esa persona aborda el problema, sus creencias y la forma de interpretar la situación.
Sin embargo, dado que la resiliencia es de hecho un carácter innato del ser humano, es posible que incluso las personas que no son resilientes en principio, por tener una mentalidad más rígida, puedan desarrollar una mentalidad de crecimiento, convirtiéndose así en individuos resilientes. Por tanto, la capacidad de ser flexibles mentalmente y adaptarnos es la base de la resiliencia.
Características de las personas resilientes
Queriendo dibujar un perfil genérico de la persona o actitud resiliente, podríamos decir que tiene estas características esenciales:
- No permanecer paralizado, durante más tiempo del necesario para gestionar las emociones, ante la adversidad.
- Tener la fuerza de tomar decisiones que a veces pueden parecer contraproducentes y perjudiciales, teniendo una mirada a largo plazo.
- Ser un amante de la vida, alimentando una mentalidad positiva y optimista hacia el futuro
- Desear el cambio pero aceptar las propias limitaciones del presente y de uno/a mismo/a
- Aceptar el dolor y hacer frente a las dificultades sin machacarse;
Por tanto, se entenderá que ser resiliente también significa tener una actitud constructiva, capaz de provocar un giro y un cambio real en la propia vida. Las personas resilientes no se dejan abrumar por la adversidad , sino que utilizan sus propios errores y fracasos para desarrollarse y avanzar.
La resiliencia es, por tanto, esa capacidad que permite al individuo trascender el dolor y las experiencias negativas del pasado para fortalecer su yo interior y la confianza en sí mismo. Por tanto, permite aumentar la autoestima, ya que muestra cómo la persona es capaz de reaccionar conscientemente ante la crisis que le rodea. Por último, permite aprender del propio pasado, lo que permite al individuo levantarse después de los fracasos y basarse en ellos para experiencias posteriores.
Modos para aumentar la resiliencia
¿Cuáles fueron los mecanismos psicológicos o los resortes de la toma de decisiones que impulsaron a las personas y a las organizaciones empresariales mencionadas a adoptar una mentalidad resiliente?
He aquí algunas formas psicológicas que proporcionan el puente hacia una mentalidad resiliente.
1. Conoce tus límites
Aceptar que lo que nos ocurre, sentimos, pensamos y experimentamos ante una situación concreta no es estable y permanente y no nos define como personas, pero hay que respetar los límites que tenemos en esas situaciones o contextos.
2. Busca el apoyo de otros
Las personas resilientes tienden a rodearse de otras personas tanto para disfrutar como para encontrar apoyo. Por lo tanto, no tengas miedo de mostrar a los demás tus emociones y no dudes en pedir ayuda a tus seres queridos cuando la necesites.
3. Ser consciente de uno mismo
Los que han alcanzado un buen nivel de resiliencia suelen ser muy conscientes de sí mismos, de su cuerpo y de su estado de ánimo. El autoconocimiento te ayuda a ponerte en contacto con tus necesidades físicas y psicológicas, te hace descubrir lo que realmente necesitas y cuándo es el momento de pedir ayuda. Por otro lado, los que tienen una mentalidad más rígida o menos flexible tienden a tener poca conciencia, mostrando sólo una fuerza aparente que se rompe ante la primera adversidad o el primer cambio inesperado.
4. Aceptar el dolor y el estrés
Resiliencia también significa aceptar el dolor por lo que es y el estrés emocional que conlleva. Las personas que no son resilientes quieren que el sufrimiento desaparezca, las que son resilientes saben que, en cambio, la ansiedad, la preocupación y el dolor son una parte de la vida que fluye y que hay que aprender a gestionarlas. No ignoran ni niegan el sufrimiento, tratando de reprimirlo, sino que lo aceptan como parte de su propia experiencia, tratando en lo posible de beneficiarse de él en términos de riqueza y fuerza interior.
5. Permanece en silencio
Si aprendes a estar a solas contigo mismo, no sólo podrás escucharte más intensamente, sino que también podrás centrarte en lo que realmente quieres y en cuáles son las formas de alcanzar tus objetivos concretos.
6. Desarrolla un horario de autocuidado mental
Ser consciente de uno mismo también implica conocer los propios límites, es decir, las situaciones o emociones que pueden desestabilizar nuestra vida y hacernos infelices. La persona resiliente sabe qué actividades y pensamientos pueden ayudarle a recargarse, así que sigue su ejemplo creando buenos hábitos que puedan ayudarte y darte un empujón cuando lo necesites.
7. Considera las alternativas
No tener una mentalidad rígida también significa ser capaz de ver las cosas desde diferentes perspectivas. La persona resiliente se pregunta: «¿Puede esta situación en la que me encuentro ser vista de forma diferente «? Adoptar una mentalidad abierta y flexible ayuda a tener una comprensión realista de los hechos y te permite cultivar la confianza y la esperanza de que las cosas pueden ir mejor mañana.
8. Sal de tu propia cabeza para ser resiliente
Lo peor que podemos hacer, cuando estamos en medio de una situación difícil, es dejar que los pensamientos negativos y a la ansiedad tomar las riendas. La mejor manera de avanzar hacia la resiliencia es, en cambio, distanciarse de este tipo de pensamientos en bucle. Puede ser, por ejemplo, mediante la escritura o mediante las técnicas de mindfulness.