En este post de nuestro blog de psicologia hablaremos de qué es el estrés y cómo se manifiesta en nuestro cuerpo. En psicologiamariapalau.com somos especialistas en gestión emocional y eso incluye el estrés y la ansiedad. Si estás pasando por una época de mucho estrés y necesitas herramientas para afrontarlo la terapia para adultos online puede proporcionar esas estrategias y si lo que prefieres es compartir tus experiencias con otras personas que pasen por situaciones similares puedes apuntarte a nuestro grupo de gestión emocional de terapia grupal.
¿Qué es el estrés?
El estrés es el mecanismo que se pone en marcha cuando una persona se ve envuelta por situaciones que superan sus recursos para afrontarlas. Por lo tanto, se ven superados/as para tratar de cumplir con las demandas que se le exigen para superarlas. En estos casos, el individuo experimenta una sobrecarga que puede influir en el bienestar tanto físico como psicológico y personal.
Cuando se experimentan situaciones de estrés, el organismo libera hormonas y neurotransmisores que nos preparan para una reacción de lucha o huida, siempre con el fin de maximizar los recursos corporales para hacer frente a la amenaza. Estas hormonas hacen que tu cerebro esté más alerta, se active el sistema simpático, y causando que tus músculos se tensionan y te aumente el pulso entre otras cosas.
A corto plazo, estas reacciones son buenas porque pueden ayudar a manejar la situación que causa el estrés. Esta es la forma que tiene nuestro cuerpo de protegernos ante determinadas situaciones, por tanto, el estrés en muchas ocasiones nos resulta útil para poder adaptarnos a los cambios y enfrentarnos al peligro.
Son muy diferentes las situaciones cotidianas o laborales que nos pueden llevar a activar ese mecanismo de estrés. El problema está cuando este estrés se mantiene en el tiempo, tu cuerpo permanece alerta incluso cuando no existe un peligro real. Por ello, es importante identificar qué síntomas experimentamos cuando estamos bajo situaciones de estrés para poder gestionarlo y que no nos lleve a “explotar” en el futuro y no poder más. Las emociones si se gestionan cuando vienen se hacen mucho más llevaderas que si las acumulamos y luego perdemos la capacidad de gestionarlas.
¿Cómo se presenta el estrés a nivel físico?
A continuación hablaremos de las señales que indican que estamos sufriendo estrés de forma permanente:
- Dolor de cabeza: El más común es el dolor de cabeza tensional (provocado por la tensión muscular que ejercemos sobre la cabeza, la mandíbula y el cuello entre otros), generado por el estrés o la ansiedad de forma habitual.
- Tensión muscular: Es la rigidez muscular debido a una contracción continua de uno o más músculos. Cuando estos se someten a actividades o situaciones que los sobrecargan y fatigan, reaccionan para protegerse del esfuerzo y se contraen; podríamos decir que es la respuesta natural del músculo ante una sobrecarga. El estrés continuado mantiene en tensión principalmente músculos del cuello, en las cervicales (concretamente, en el músculo trapecio) y en la espalda, aunque puede aparecer en cualquier grupo muscular que sometamos a un estrés excesivo.
- Problemas de memoria y concentración: De la misma forma que el estrés agudo afina la mente y nuestras respuestas al entorno, las situaciones de estrés crónico interfieren reduciendo nuestras capacidades a todos los niveles.
- Problemas digestivos: La digestión y la absorción de alimentos se ven alteradas con la liberación de cortisol. Algunos de los efectos principales del estrés sobre el aparato digestivo son los siguientes:Espasmos en el esófago, aumenta el ácido en el estómago, lo que provoca indigestión, náuseas, diarrea o estreñimiento. En los casos más graves, el estrés puede provocar una disminución del flujo sanguíneo y del oxígeno en el estómago, lo que podría provocar calambres, inflamación o un desequilibrio de las bacterias intestinales.
- Problemas de apetito: En un primer momento nuestro cuerpo reacciona ante una posible amenaza segregando adrenalina para prepararnos para la acción; esto inhibe la sensación de apetito y moviliza la grasa en el organismo. Por el contrario, si el estrés se mantiene en el tiempo, prioriza la segregación de cortisol (conocida como la hormona del estrés), lo que aumenta la sensación de apetito. Así como recurrir a la comida, generalmente alimentos calóricos para mejorar nuestro estado de ánimo de forma momentánea.
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