Tanto el cuerpo como la mente se ven regulados por el cerebro y sus conexiones a través del sistema nervioso. Este sistema se divide en sistema nervioso central (cerebro y órganos próximos) y el sistema nervioso periférico (resto de nervios y neuronas). Dentro del sistema nervioso periférico encontramos el sistema nervioso autónomo o vegetativo dentro del cual se encuentran los sistemas simpático y parasimpático.
[SHORTCODE_ELEMENTOR id=»16243″]En este post nos vamos a centrar en el sistema nervioso simpático y parasimpático. Ambos son esenciales para mantener la homeostasis y equilibrio de nuestro cuerpo, pero tienen funciones opuestas.
El sistema simpático nos permite reaccionar eficazmente en situaciones de emergencia. Se encarga de ponernos en alerta, se encarga de la respuesta de lucha y huida. Este sistema activa los órganos del cuerpo y moviliza recursos para intervenir en situaciones de emergencia.
El sistema parasimpático, en cambio, tiene la función de restablecer el equilibrio una vez que el mecanismo ha reaccionado a la situación de emergencia, es decir, tras la activación del sistema simpático.
El sistema simpático activa un órgano del cuerpo, mientras que el sistema parasimpático lo devuelve a una actividad básica. Ambos están casi siempre activos, por lo que siempre hay un equilibrio entre ambos.
El sistema parasimpático, en cambio, tiene la función de restablecer el equilibrio una vez que el mecanismo ha reaccionado a la situación de emergencia, es decir, tras la activación del sistema simpático.
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Principales funciones del sistema simpático
En determinadas condiciones de estrés, el sistema nervioso simpático aumenta la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Estas son sus dos funciones principales. Además, aumenta el nivel de glucosa en sangre; dilata los bronquiolos y provoca muchos otros efectos que ayudan al individuo a hacer frente al factor del estrés. Otros ejemplos son la dilatación de los vasos sanguíneos de los músculos esqueléticos (para poder correr más rápido o luchar mejor) y la extracción de sangre de los órganos digestivos (para que la mayor parte de la sangre pueda distribuirse al corazón, el cerebro y los músculos esqueléticos).
El sistema simpático funciona a pleno rendimiento no sólo cuando uno está emocionalmente alterado, sino también cuando está físicamente estresado. Si, por ejemplo, acaba de ser operado o de correr una maratón, sus glándulas suprarrenales (activadas por el sistema nervioso simpático) liberarán adrenalina y noradrenalina.
Los efectos de la activación simpática continúan durante varios minutos, hasta que sus hormonas sean destruidas por el hígado. Así, aunque los estímulos simpáticos sólo actúen por sí mismos durante un breve periodo de tiempo, los efectos hormonales que provocan desaparecen lentamente.
Los efectos extendidos y prolongados de la activación simpática ayudan a explicar por qué necesitamos tiempo para recuperarnos después de una situación extremadamente estresante.
El sistema simpático genera una carga de tensión que permite al organismo afrontar con rapidez y energía las situaciones que amenaza la homeostasis. Su función es crear las mejores condiciones para responder a una amenaza: por ejemplo, correr, ver mejor o pensar con más claridad.
Funciones principales del sistema parasimpático
El sistema parasimpático está más activo cuando el cuerpo está en reposo y no se ve amenazado de ninguna manera. Se ocupa principalmente de promover la digestión normal, la eliminación de heces y orina, y la conservación de la energía del cuerpo, especialmente reduciendo las demandas del sistema cardiovascular.
Mientras el sistema parasimpático está actuando, la presión arterial, el ritmo del corazón y la respiración se regulan a un nivel normalmente bajo, el canal alimentario digiere activamente los alimentos y la piel está caliente (señal de que no hay necesidad de desviar la sangre a los músculos o a los órganos vitales). Las pupilas se contraen para proteger la retina del exceso de luz perjudicial y el cristalino se adapta a la visión de cerca.
Una forma fácil de recordar las funciones más importantes de los dos sistemas principales del sistema nervioso vegetativo es pensar en el sistema parasimpático como la sección D (digestión, defecación y diuresis) y en el sistema simpático como la sección E (ejercicio, excitación y emergencia).
Sin embargo, hay que recordar que, aunque es más fácil pensar que las secciones simpática y parasimpática operan de una manera de todo o nada, esto rara vez es así. Hay un equilibrio dinámico entre las dos secciones y ambas están constantemente haciendo ajustes finos.
SISTEMAS EMOCIONALES
El sistema simpático utiliza tanto la acetilcolina como la adrenalina en la comunicación, la acetilcolina permite la activación muscular, mientras que el sistema parasimpático sólo utiliza la acetilcolina. La adrenalina permite entonces que los órganos se activen. La distinción entre simpático y parasimpático es necesaria para hablar de las emociones ya que los que manejan nuestro estado fisiológico en situaciones emocionales. Un ejemplo claro es cuando sufrimos un ataque de ansiedad, nuestro cuerpo primero se pone en alerta por el sistema nervioso simpático y después baja la activación por el parasimpático. En muchos casos, no es necesario que haya un estimulo real que nos produzca ese estado de alerta, nuestros pensamientos también pueden provocarlo.