frases que no debes decir en una fiesta
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Cosas que no debes decir a alguien en una fiesta

En este nuevo blog de psicología de psicolgiamariapalau hablamos sobre las frases y temas que no se deberían decir o tratar durante una fiesta con personas conocidas, haga mucho tiempo o no, de la última vez que las viste, esta habilidad personal trasciende a las habilidades sociales pero implica un trabajo interno más que externo. Además, puedes encontrar psicologos por videoconferencia para trabajar en estas habilidades desde la comodidad de tu hogar.

Hacer comentarios sobre el peso, la forma, la talla o los hábitos alimentarios de alguien no es útil, y punto. Si comentamos el aumento de peso de alguien, le estamos avergonzando por pesar más de lo que creemos que “debería” pesar.

Si comentamos la pérdida de peso de alguien, estamos reforzando la idea de que las personas deben de ser delgadas para tener más valor como ser humano. Ninguno de estos mensajes es intrínsecamente cierto, ni útil. Así que si te sorprendes a ti mismo a punto de decir alguna de estas cosas a un amigo o familiar durante las fiestas, da un paso atrás y piensa en lo que realmente estás intentando comunicar. Lo más probable es que haya una forma de decirlo sin meter el peso o la alimentación en la ecuación.

5 Frases o preguntas que no deberías hacer en una fiesta

Entre las frases más comunes que no deberíamos decir a ninguna persona conocida en una fiesta podemos encontrar estas 5 frases relacionadas con el peso y la alimentación de las personas:

1. “¿Has adelgazado?”

A menudo con el trasfondo de: “¿Qué haces tú que yo no hago? Enséñame tus métodos”. La cultura de las dietas nos enseña que debemos valorar la delgadez, y por tanto la pérdida de peso, a toda costa, pero cuando ves a alguien más pequeño de lo que recuerdas, en realidad no sabes si su cambio de talla es algo bueno. En primer lugar, puede que estuvieran perfectamente más sanos con la talla que tuvieran antes. La delgadez no equivale a salud, y la no delgadez no equivale a falta de salud. En segundo lugar, la pérdida de peso puede producirse por cualquier número de razones que no son buenas. Los Trastornos alimentarios y/o los trastornos de la alimentación pueden provocar una pérdida de peso extrema, al igual que las afecciones médicas y enfermedades como el cáncer. Haz una pausa antes de asumir que la pérdida de peso es intrínsecamente buena o necesaria.

Cosas que decir en su lugar: Trata de sentir curiosidad por cómo les va y qué les pasa en lugar de tratar de “sacar sus trapos sucios”, sino para mostrar que estás ahí para apoyarles si lo necesitan.

  • ¿Cómo te va?
  • Hace mucho tiempo que no te veo, ¿cómo te han ido las cosas en la vida?
  • ¿Cómo estás?
  • ¿Cómo te sientes?

2. “¿Has engordado?”

Puede que no haga falta decirlo basándose en lo anterior, pero si más pequeño no es mejor, se deduce que más grande no es peor. La gente engorda por toda una serie de razones, de todas las cuales sería más consciente la persona de cuyo cuerpo se trata, no tú. Lo más probable es que, si lo señalas, la persona ya lo sepa, lo que hace que tu juicio sea menos útil. Pregúntate: “¿Qué intentas conseguir preguntando sobre esto?”.

Puede ser una forma sutil de animarte a ti mismo menospreciando a otro: “Al menos yo no estoy en el mismo barco”, por así decirlo. O puede ser tu propio miedo a la gordura o al aumento de peso del que intentas protegerte. En cualquier caso, avergonzar a otra persona no tiene por qué formar parte de la interacción.

Cosas que decir en su lugar: Intenta hacer comentarios que validen a la persona por lo que es, y no por lo que parece.

  • Eres tan divertido, me encanta tu sentido del humor y he echado de menos pasar tiempo contigo.
  • Siempre eres tan compasivo. Me resulta muy fácil ser yo misma a tu lado.

3. “He estado probando X dieta. Deja que te lo cuente todo”

Unas vacaciones no estarían completas sin oír hablar de la dieta de moda del momento. Aunque no asumo que nadie tenga malas intenciones cuando comparte sus experiencias con la dieta cetogénica, el ayuno intermitente o cualquier otra dieta “de moda”, habla de nuevo del valor que nuestra sociedad otorga a las dietas y las restricciones, sin tener en cuenta las situaciones en las que pueden ser perjudiciales. Puede que no sepas que otras personas de la mesa luchan o han luchado contra desórdenes alimentarios, y al predicar el evangelio de X dieta, estás perpetuando el mito de que son cosas valiosas en las que gastar nuestro tiempo preocupándonos.

Cosas que decir en su lugar: Prueba a preguntar qué hábitos han resultado útiles a la gente para mantener su salud física y mental a lo largo del año, especialmente en épocas de COVID.

  • Últimamente me siento un poco estancado. ¿Qué te ayuda a mantener tu sensación de bienestar?

4. “Deberías hacer más de X (por ejemplo, ir al gimnasio, comer menos carbohidratos); te hará sentir mejor”

Siempre que un cliente utiliza la palabra “deberías” en una de nuestras sesiones, suelo responderle con algo parecido a: “¿Deberías según quién?”. El problema de los “debería” es que son externos. Son normas para vivir que proceden de lo que alguien te ha dicho, o de lo que te dice la sociedad, pero eso no significa que tengan sentido o importancia para ti.

Aunque con el tiempo hayas interiorizado esos deberes, puede que sigan sin “funcionar” para ti. Desde luego, imponer tus deberes a otras personas es una receta para el desastre y es probable que te encuentres con un severo: “¿Quién eres tú para decirme lo que tengo que hacer?”. A nadie le gusta que le den consejos, a menos que se los hayan pedido directamente. En lugar de predicar, intenta compartir lo que te ha resultado útil. Puedes apropiarte de tu experiencia sin asumir que funcionará para todo el mundo.

Cosas que puedes decir en su lugar:

  • Me ha resultado muy útil centrarme en X este último año. Me da algo que esperar en mi día a día y me ayuda a mantenerme en el buen camino.
  • Me resulta bastante difícil mantenerme en el buen camino.
  • Me resulta bastante difícil mantener el hábito Y. ¿Alguien tiene alguna sugerencia basada en lo que le ha funcionado?

5. “¿Por qué comes eso?”

Si le estás diciendo a un compañero adulto qué o cuánto debe comer, quizá debas examinar de dónde procede. ¿No crees que son capaces de tomar sus propias decisiones? ¿Cómo te sentirías si se invirtieran los papeles? Unos límites sanos sugerirían que eres responsable de ti y de lo que dices o haces, lo que significa que cualquier otra persona es responsable de sí misma. Independientemente de lo que puedas pensar sobre las elecciones alimentarias de alguien, en última instancia, no son tuyas. Comentarlas no lleva a nadie a ninguna parte.

Cosas que decir en su lugar: Intenta comentar tu propia experiencia en lugar de achacársela a los demás.

  • ¡Este plato está riquísimo! ¿Cuál es la receta?
  • Estoy pasando una velada estupenda. Es tan agradable estar aquí compartiendo una comida con todos.

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Nuestras Reseñas

¿Te gustaría saber más?

Soy  psicóloga sanitaria y trabajo con diferentes problemáticas relacionadas con el estado de ánimo, ansiedad, situaciones vitales estresantes (problemas familiares, laborales, de pareja…), relaciones sociales y autoestima tanto en adultos como en jóvenes.

Siempre he tenido mucho interés en investigar sobre el cerebro y la conducta humana, y por ello, combiné el grado de Psicología con la colaboración en un grupo de investigación en psicobiología. Al terminar la carrera, realicé el Máster en Psicología General Sanitaria.

Actualmente, combinándolo con mi trabajo como terapeuta, estoy haciendo el Doctorado en Psicología en la Universitat Jaume I, investigando sobre el uso de las nuevas Tecnología de la Información y la Comunicación (TICs) en la terapia psicológica, como son el uso de la realidad aumentada y la terapia online.

Nº Colegiada: CV16304

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