En psicologiamaria palau psicólogo online, sabemos que es normal tener conflictos y problemas con las personas con las que convivimos a diario. Sin embargo, es importante aprender a resolverlos, ya que pueden desencadenar serias discusiones familiares si no se manejan correctamente. La terapia online grupal para familias o nucleos de convivencia ayuda a obtener las herramientas inter e intrapersonales necesarias para arreglar los problemas derivados del día a día.
Hay muchos tipos de conflictos familiares: entre hermanos, padres e hijos, problemas en el matrimonio… y las principales dificultades que surgen con el conflicto familiar son: por un lado la confianza, pensamos que estarán ahí pase lo que pase y eso nos da en muchas ocasiones “permiso” para no comportarnos de la mejor forma, y por contra, tal ser familia permitimos ciertos comportamientos que no permitimos a otras personas y nos cuesta más poner límites hasta que ya se ha enredado demasiado el problema.
Contents
- 1 Tipos de conflictos familiares
- 2 10 Ejemplos de problemas familiares
- 2.1 Ejemplo 1: Problemas entre hermanos
- 2.2 Ejemplo 2: Problemas en la pareja
- 2.3 Ejemplo 3: Conflictos económicos
- 2.4 Ejemplo 4: Problemas de salud familiar
- 2.5 Ejemplo 5: Elección de carrera de los hijos
- 2.6 Ejemplo 6: Problemas de la adolescencia
- 2.7 Ejemplo 7: Divorcio e hijos
- 2.8 Ejemplo 8: Adicción o alcoholismo de uno de los padres
- 2.9 Ejemplo 9: Padres abusivos
- 2.10 Ejemplo 10: Padres sobreprotectores
- 3 Consejos para solucionar los problemas en familia
- 4 Señales que indican que se debe acudir a terapia familiar
Tipos de conflictos familiares
Existen diversas maneras de clasificar los distintos tipos de conflictos en el entorno familiar. Esta clasificación puede basarse en la naturaleza de la relación entre los involucrados en la disputa o en el origen o motivo del conflicto.
1. Tipos de conflictos familiares según la relación existente
Según el vínculo o parentesco entre los miembros de la familia, se pueden identificar cuatro tipos de conflictos familiares.
1.1. Conflictos de pareja: Es inevitable que surjan diferencias o crisis en las relaciones de pareja; sin embargo, si se manejan adecuadamente, estos conflictos pueden fortalecer el vínculo.
Estas problemáticas suelen originarse naturalmente debido a problemas de comunicación o malentendidos. Las causas más comunes de conflictos diarios en la pareja incluyen:
- Problemas de comunicación: malas interpretaciones, reproches, discursos emocionales, insultos, etc.
- Sensación de pérdida de independencia por parte de uno de los miembros.
- Intentos de cambiar la personalidad del otro.
- Falta de habilidades para resolver problemas.
1.2. Conflictos entre padres e hijos: Dependiendo de la fase de desarrollo en la que se encuentren las partes involucradas, estos conflictos se pueden dividir en tres categorías:
- Conflictos en la infancia: generalmente se relacionan con el desarrollo de la independencia del niño. Aquí, los padres pueden no saber cómo otorgar esa autonomía o pueden discrepar con la dirección que toma el hijo.
- Conflictos en la adolescencia: es una etapa de numerosos conflictos, generalmente entre los 12 y 18 años, marcada por la inestabilidad emocional.
- Conflictos con hijos adultos: al alcanzar la mayoría de edad, se establece una convivencia entre adultos con diferentes visiones y formas de vida, lo que puede generar conflictos.
1.3. Conflictos entre hermanos: Estos conflictos son comunes y pueden persistir a lo largo de la vida, a pesar de que suelen ser breves y a menudo no requieren la intervención de los padres.
La ventaja de estos conflictos es que preparan para las disputas que pueden surgir en la adultez, funcionando como una etapa de aprendizaje.
1.4. Conflictos con personas mayores: El ingreso a la tercera edad conlleva cambios significativos tanto biológicos como sociales, como el deterioro físico, la jubilación o la pérdida de seres queridos, lo que puede generar conflictos con otros miembros de la familia.
2. Tipos de conflictos de familia según el motivo del problema
Estos conflictos se clasifican según la causa o el origen del problema, y aunque se describen de forma individual, pueden coexistir varios tipos a la vez.
2.1. Crisis del ciclo vital: Cada transición en el ciclo vital suele traer consigo conflictos debido a factores como nuevas responsabilidades o asimilación de nuevos roles.
2.2. Crisis externas: Estas crisis surgen por eventos inesperados como la pérdida de un empleo o el fallecimiento de un ser querido, y suelen caracterizarse por la búsqueda de culpables.
2.3. Crisis estructurales: En estas situaciones, viejas crisis o eventos se repiten, provocando que los conflictos resurjan en la familia.
2.4. Crisis de atención: Son típicas en familias con personas dependientes, donde los conflictos emergen cuando el cuidador ve limitadas sus actividades o libertades.
10 Ejemplos de problemas familiares
Ejemplo 1: Problemas entre hermanos
Cuando se tiene más de un hijo/A, es probable que los hermanos/as se peleen en más de una ocasión, ya sea por celos, envidia o diferencias personales. Para abordar un problema entre hermanos, podemos fomentar el diálogo y la comunicación asertiva entre ellos.
Es importante educar a los hijos/as en condiciones similares y fomentar la tolerancia entre ellos/as desde que son pequeños/as. Es importante promover un ambiente en el que ambos puedan expresarse sin miedo. Evitar estilos de comunicación ineficaces (pasividad y agresión).


Ejemplo 2: Problemas en la pareja
Los problemas en la pareja pueden presentarse en todas las etapas de una relación; especialmente después de la fase de enamoramiento donde empiezan a pasar más tiempo juntos y a verse los “defectos” de la otra persona.
Por ello, es fundamental cuidar la dinámica en pareja para evitar el desgaste, pasar tiempo juntos, fomentar el diálogo y tener tiempo donde se trabaje la independencia de cada uno de los miembros.
Ejemplo 3: Conflictos económicos
Los problemas económicos suelen estar a la orden del día. Cuando hablamos de conflictos familiares económicos, nos encontramos en una situación muy tensa ya que es difícil adaptar el papel que asumimos con nuestros seres queridos cuando hay dinero de por medio.
En muchas familias, el dinero es una causa común de conflictos. Es fundamental gestionar el dinero de tal manera que no se convierta en una fuente de poder dentro de la familia. La toma de decisiones debe ser un proceso compartido para evitar relaciones desiguales que puedan conducir al abuso o la violencia.
Ejemplo 4: Problemas de salud familiar
Los problemas de salud en la familia suelen ser los más complicados de manejar emocionalmente, esto se debe a que existen dos tipos de conflictos que se encuentran en la salud: Primero, tener una persona con problemas de salud que debemos cuidar significa una fuerte demanda de atención, tiempo, dedicación y compromiso.
En segundo lugar, el mero hecho de que un ser querido se encuentre en un estado de salud negativo impacta fuertemente en nuestro estado de ánimo y puede derivar en situaciones estresantes derivadas de nuestros sentimientos de tristeza y preocupación.
Es importante, además de pasar tiempo con el familiar, poder encontrar pequeños momentos a los que dedicarnos a cuidarnos, para así poder centrar la atención en otros aspectos más positivos del día a día y, si es posible, buscar el apoyo de otra persona en los cuidados. Es muy complicado ayudar y cuidar a alguien si estamos mal a nivel psicológico.
Ejemplo 5: Elección de carrera de los hijos
A menudo, los padres tienen dificultades para aceptar las decisiones de sus hijos sobre su carrera. Es crucial que los padres respeten y apoyen incondicionalmente las decisiones de sus hijos adultos.
Ejemplo 6: Problemas de la adolescencia
La adolescencia es un desafío tanto para los hijos como para los padres. Los hijos buscan independizarse, mientras que los padres buscan protegerlos. Es importante encontrar un equilibrio que permita a los adolescentes explorar su independencia sin comprometer su seguridad.
Ejemplo 7: Divorcio e hijos
La separación o el divorcio de los padres puede resultar en una experiencia extremadamente dolorosa y a veces traumática para toda la familia. Los cambios que conlleva la disolución de un matrimonio afectan profundamente tanto a los cónyuges como a los hijos.
Es crucial reconocer ciertos aspectos clave para manejar adecuadamente un divorcio o separación, evitando así impactos negativos a largo plazo en la familia.
En primer lugar, es fundamental entender que, aunque la estructura familiar cambie, sigue siendo completa. A pesar del divorcio, continúan existiendo figuras paternas y maternas y los hijos, aunque bajo un nuevo arreglo. Cambia la dinámica, pero no la existencia de la relación familiar.
Por tanto, es vital que los padres trabajen para que los hijos vean esta nueva situación como la más adecuada. Si no se gestiona bien, los niños pueden llevar consigo daños emocionales a la adultez. Los hijos deben comprender que esta decisión busca el bienestar de todos.
Incluso si uno de los padres no inició el proceso de divorcio, es importante aceptar que la continuidad de una relación sin amor no beneficia a nadie, incluidos los hijos.
En segundo lugar, es esencial distinguir claramente entre los problemas matrimoniales y los familiares. Un divorcio es, por naturaleza, un asunto entre los cónyuges y no debe involucrar a los hijos más allá de lo necesario. Los hijos no deben sentirse responsables ni verse obligados a tomar partido por alguno de los padres.
Los padres deben evitar que los hijos se sientan partícipes o responsables de resolver sus conflictos matrimoniales. Esta clara delimitación es crucial para prevenir que los hijos asuman cargas emocionales que no les corresponden y que podrían afectar su desarrollo futuro y sus propias relaciones.
Ejemplo 8: Adicción o alcoholismo de uno de los padres
La dependencia a sustancias o el alcoholismo en uno de los progenitores tiene un impacto destructivo en el núcleo familiar. El alcoholismo, particularmente, es reconocido como una enfermedad que afecta a toda la familia.
Quienes padecen de alcoholismo pueden causar daños profundos y duraderos en la estructura familiar. Es una de las causas más comunes de problemas domésticos.
Los hijos de padres alcohólicos suelen enfrentar una serie de problemas emocionales como baja autoestima, sentimientos de culpa, desesperanza, temor al abandono y depresión persistente. Estos niños pueden llegar a sentirse responsables de la adicción de sus padres, lo que podría conducir a una codependencia emocional en su vida adulta.
Los adolescentes en estas situaciones a menudo desarrollan fobias y enfrentan dificultades académicas, ya que el ambiente de tensión en el hogar afecta su capacidad para concentrarse en los estudios. Además, pueden exhibir conductas problemáticas como el engaño, la agresión y el hurto. La pareja de una persona con alcoholismo también puede desarrollar codependencia, a menudo exacerbando una situación ya complicada.
Es crucial buscar ayuda profesional, como los programas ofrecidos por Alcohólicos Anónimos, que facilitan la recuperación y mejoran la calidad de vida, además de terapias de pareja, familiares y de grupo. Los familiares de la persona con alcoholismo necesitan apoyo tanto como el individuo afectado.
Ejemplo 9: Padres abusivos
Respecto a los padres abusivos, aunque todos los padres tienen defectos, algunos enfrentan problemas psicológicos serios que afectan negativamente a sus hijos.
El abuso puede manifestarse de diversas formas, incluyendo el rechazo, las críticas hirientes, los insultos, el abandono físico o emocional, y el aislamiento. Los adultos que han experimentado negligencia emocional durante su infancia suelen tener dificultades para satisfacer las necesidades emocionales de sus hijos.
Este tipo de abuso puede dañar profundamente la autoestima y el bienestar psicológico de los niños. La terapia familiar y de grupo, así como la terapia individual, son fundamentales para tratar estas dinámicas familiares dañinas.
Ejemplo 10: Padres sobreprotectores
En cuanto a los padres sobreprotectores, este comportamiento puede obstaculizar el desarrollo adecuado de los hijos. La sobreprotección transmite un mensaje constante de desconfianza en sus capacidades.
Al asumir todas las responsabilidades, supervisar excesivamente y solucionar todos los problemas de sus hijos, los padres sobreprotectores impiden que estos desarrollen habilidades para tomar decisiones y enfrentar desafíos.
A menudo, este comportamiento se origina en traumas no resueltos de los propios padres. Por ejemplo, una madre que experimentó abandono emocional en su infancia puede esforzarse en no replicar la conducta de sus padres, actuando desde sus propios miedos y no desde las necesidades reales de sus hijos.
Esta dinámica puede afectar negativamente tanto a la madre como a los hijos, perpetuando un ciclo de problemas no resueltos.
Consejos para solucionar los problemas en familia
Es vital reconocer que los conflictos familiares no siempre son negativos, ya que pueden ser oportunidades ideales para aprender a resolver problemas. Lo primero es identificar las causas específicas del conflicto para trabajar en posibles soluciones.
Algunos métodos o estrategias para abordar las disputas de manera efectiva incluyen:
1. Aplicar la escucha activa
Prestar completa atención a lo que la otra persona intenta comunicar, asegurándose de comprender sus necesidades y que esta persona sepa que ha sido entendida.
Relacionado con el artículo: «La importancia de la escucha activa en la comunicación».
2. Cuidar el lenguaje
Es crucial usar un lenguaje respetuoso y expresiones adecuadas para facilitar una comunicación fluida.
Una manera efectiva de expresar sentimientos sin herir es sustituir los reproches por expresiones de los propios sentimientos o de cómo ciertas acciones afectan emocionalmente. También es importante proponer soluciones alternativas a los problemas.
3. Incluir a todos los implicados
En conflictos, a menudo se interrumpe o excluye a algunos participantes. Sin embargo, esto es un error. Todos los involucrados deben tener la oportunidad de expresarse en igualdad de condiciones.
4. Demostrar afecto
Incluso en situaciones conflictivas y estresantes, es fundamental seguir mostrando cariño y afecto, ya que esto ayuda a reducir la tensión en las relaciones.
5. Elegir el momento y lugar adecuados
Los conflictos familiares, cargados emocionalmente, pueden llevar a discusiones impulsivas en cualquier momento y lugar. Sin embargo, es más conveniente esperar a que los ánimos se calmen y buscar un entorno propicio para el diálogo.
Los conflictos familiares son muchas veces causas de ansiedad y malestar que puede llegar a interferir en el día a día. Si este es tu caso, te animo a que intentes buscar estrategias de gestión emocional que te faciliten resolver estos conflictos de forma adaptativa con ayuda de la terapia psicológica.
Señales que indican que se debe acudir a terapia familiar
Las tensiones y disputas en el núcleo familiar son habituales, pero a veces nos encontramos sin saber cómo resolverlas. A continuación, te presentamos 10 indicadores que sugieren la necesidad de buscar terapia familiar psicológica:
- Ausencia de comunicación efectiva y constructiva.
- Dificultades en la tolerancia mutua.
- Falta de búsqueda de soluciones conjuntas ante los conflictos.
- Tendencia a entrar en discusiones con facilidad.
- Escaso o nulo apoyo mutuo entre los miembros de la familia.
- Pérdida del respeto entre unos y otros.
- Falta de armonía en la vida cotidiana familiar.
- Disminución del tiempo compartido como familia.
- Desinterés en las actividades y bienestar de los otros miembros.
- Preferencia por pasar tiempo con personas ajenas a la familia en lugar de con los propios familiares.