Cuando se va a producir un despido laboral, muchas veces hay con anterioridad un clima de crisis, tensión y angustia en el trabajo, bastante desagradable y que se puede prolongar durante meses.
Más allá de las consecuencias físicas, a nivel social o económico que puede conllevar un despido, éste puede tener consecuencias sobre el bienestar psicológico de la persona: desde afectar a la autoestima (“si me han despedido, será porque no valgo”, “me han despedido a mí porque lo hago peor que los demás”) hasta el bajo estado de ánimo y la apatía.
Además, no hay nada que a las personas nos genera más malestar que la incertidumbre, y el ver que de un día para otro nuestra vida ha cambiado y que sentimos (aunque probablemente no sea así) que tenemos que volver a empezar, es muy doloroso.
A esto se le pueden sumar las responsabilidades económicas que se van adquiriendo a lo largo de los años y que hay que atender, lo cual genera más presión para tener trabajo.
Esto en el caso de que te despidan. Otro problema es que esto a veces no se da directamente, si no que hay un clima de tensión prolongado en el tiempo, de incertidumbre en el entorno laboral que puede provocar estrés en los trabajadores y trabajadoras, desánimo, nerviosismo, alteración del estado de ánimo o dificultades de concentración.
También puede provocar dificultades para dormir (ya sea al conciliar el sueño, tener pesadillas, etc.) como falta de apetito ya que es un tema que socialmente es tan importante que si aparece ese miedo a ser despedidos, puede convertirse en algo casi “obsesivo” y tiene mucho sentido teniendo en cuenta lo que nos exige la sociedad actualmente.
Si te despiden, adaptarse a la nueva situación suele conllevar mucho esfuerzo y energía: se pasa de tener una ocupación fija durante un número importante de horas a tener por delante una larga jornada que no se sabe muy bien cómo llenar.
Esto puede llevar a la desesperanza, la desilusión o incluso al enfado. En muchas ocasiones, esta situación termina por desesperar no sólo a la persona que la padece, sino también a los de su alrededor, que posiblemente harán lo posible por ayudar a la persona en esta situación pero que en muchas ocasiones no sabrán cómo hacerlo…
Además, ese tiempo “libre” muchas veces se llena de pensamientos exigentes “tienes que encontrar trabajo ya” “necesitas el dinero” “deberías estar mandando currículums”, que no hacen más que empeorar la situación.
Las personas desempleadas suelen pasar por diferentes etapas e su estado de ánimo:
- Infravaloración del trabajo anterior (aquel trabajo en realidad no me gustaba).
- Búsqueda “compulsiva” (cada día envío mi currículum a todas las ofertas que encuentre).
- Desánimo ante el fracaso. (¿para qué voy enviar mi CV a ese puesto si me va a ir mal?).
Qué representa tener un empleo
El trabajo es más que una simple fuente de ingresos; es un aspecto vital de nuestra vida que nos ofrece numerosas recompensas mentales y emocionales. Veamos cómo:
- Autonomía Personal: Estar activamente empleado nos brinda independencia económica, ya sea total o parcial. Esta independencia nos lleva a asumir responsabilidades diarias, como desplazamientos y responder a clientes, potenciando nuestra autonomía y desarrollo personal. Además, nos brinda la oportunidad de entrenar habilidades sociales esenciales.
- Realización y Progreso Profesional: El empleo no solo ofrece un medio de vida, sino también la posibilidad de crecimiento y mejora continua. Progresar en el trabajo puede significar mejoras en las condiciones laborales y, por ende, en la calidad de vida.
- Mejora de la Autoestima: Con cada logro profesional, se fortalece la satisfacción personal, lo que tiene un impacto directo y positivo en nuestra autoestima.
- Estabilidad Mental y Rutinas: Establecer una rutina laboral con horarios definidos, buenas condiciones salariales y respeto a los derechos laborales es beneficioso para nuestra salud mental. Una estructura diaria nos ayuda a mantener un equilibrio emocional.
- Desarrollo de Interacciones Sociales: El entorno laboral es un espacio fundamental para desarrollar nuestras capacidades de comunicación y socialización. Interactuar con colegas y clientes enriquece nuestras habilidades sociales y puede mejorar nuestro estado de ánimo.
Por todo ello, perder el trabajo implica un cambio y más pérdidas, por ello podemos transitar un duelo. Adaptarnos a la nueva situación es esencial para poder avanzar aunque a veces sea complicado.
Es importante tener claro, que aunque implique una pérdida, no significa que la situación futura tenga que ser peor, si no que, se va a pasar una época con ciertas dificultades pero que puede dar lugar a un trabajo mejor ya que tenemos experiencia y conocemos lo que podemos ofrecer y lo que necesitamos.
Claves para afrontar de forma adecuada un despido
- Conocernos a nosotros mismos. Cuáles son mis fortalezas personales, logros relacionados y retos que he superado con éxito. De esta forma puedo conocer mejor qué me gusta, qué se me da bien, así como también puedo conocer qué cosas son de mi interés fuera de tu campo de trabajo y que aún no has realizado.
- No tomar el despido como algo personal. Pueden influir varios factores en la decisión de despedir a una persona. A veces se puede deber a dificultades en la gestión y organización por parte de la empresa, necesidad de recorte de personal por baja demanda, etc. Es recomendable tener en cuenta que existen factores externos que no podemos controlar, así como hay otros que sí y en los que me puedo enfocar (mi autoconocimiento, mis habilidades, la búsqueda de nuevo empleo, mis emociones, etc.).
- Céntrate en tus habilidades. Haz una lista de habilidades actuales y todo lo que has logrado profesionalmente y de lo que te sientes satisfecho. Reconocer tus competencias básicas, esfuerzos y logros aumentará tu autoestima y sensación de autocontrol y autoconciencia de todo lo que puedo continuar ofreciendo en un nuevo empleo.
- Eres más que tu trabajo. A veces nos definimos únicamente por “soy maestra” “soy abogada” y todo nuestro mundo gira en torno a ello. Es cierto que pasamos gran cantidad del tiempo en el trabajo, pero también tenemos otras habilidades e intereses más allá de éste. ¿qué áreas son importantes en mi vida? Puede ser la familia, el deporte, la salud, etc.
- Gestiona tus emociones. Es normal encontrarnos con emociones desagradables en este tipo de situaciones difíciles. Sin embargo, es importante gestionar éstas para no dejarnos llevar por ellas y que afecten al día a día. Es natural sentir enfado, pero buscar una venganza hacia el jefe puede resultar perjudicial. También es natural sentir tristeza, sin embargo, permanecer demasiado tiempo aislados de vida social y no expresarnos también puede resultar perjudicial para nosotros. De ahí la importancia de identificar y regular nuestras emociones.
- Visualiza tu vida profesional. Si algo fuera posible ¿cuáles son los requisitos que me gustaría que cumpiera mi nuevo trabajo? ¿cómo sería? ¿qué cosas cambiaría? ¿qué tipo de tareas me gustaría hacer? ¿qué tareas me gustan y me motivan?
- Moviliza tu red. Comunícate con amigos, conocidos, coméntale tu situación, intereses e inquietudes. Cuida tus redes sociales y siéntete identificado con ellas, amplía tu red de amigos en las redes sociales y haz saber que estás en búsqueda activa de empleo. Quizás en algún momento puedas conocer a una persona de interés con la que puedas hablar, compartir ideas y ser de ayuda mutua.
Si resulta difícil poner estas pautas en marcha, existe irritabilidad, estado de ánimo muy bajo y afecta a áreas básicas de tu vida como la alimentación, sueño, relaciones sociales, etc. puedes consultar a un especialista. En psicologiamariapalau somos expertas en gestión emocional y podemos ayudarte a afrontar situaciones difíciles a nivel emocional.
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