La imagen corporal es la imagen que nuestra mente forma sobre nuestro cuerpo. No se trata de la apariencia física real, sino que son claves las actitudes y valoraciones que las personas hacemos de nuestro físico. Actualmente, la preocupación por alcanzar los actuales cánones de belleza puede provocar severas repercusiones sobre la salud.
Con el verano aumenta la ansiedad, malestar e inseguridades hacia nuestro cuerpo. Nos inundan con mensajes que nos invitan a “prepararlo” de una determinada forma. La industria de las dietas y la moda nos intenta hacer creer que el cuerpo debe ser modificado para ser aceptado, y esto, se ha visto reforzado por la explosión en el uso de las redes sociales.
Plantéate qué costes tiene vivir así y qué beneficios. Vivir contando calorías, con sentimientos de inferioridad, malgastando largas horas al día en redes sociales comparándote, esforzándote en hacer dietas imposibles y acabar comiendo peor, haciendo una cantidad de ejercicio desproporcionado… Lo peor de todo es que vivir así no nos hace sentir mejor, nos frustra.
Si te sientes identificada/o puede ayudarte trabajar la aceptación corporal. Esto significa aprender que un cuerpo no es ni correcto ni incorrecto, aprender a respetarlo, a cuidarlo y a quererlo, y encontrar valor fuera de nuestro aspecto.
A partir de ahí, sin esa ansiedad constante, se puede intentar mejorar todo aquello que no nos guste, pero desde el respeto y el cuidado. ¿Dejarías de querer a alguien porque engorde o adelgace unos kilos o porque no te gustan sus piernas?, seguramente la respuesta sea que no. No nos tiene que gustar todo para sentirnos bien.
Algunas pautas para acercarse a esta aceptación podrían ser:
- Identifica cuándo te sientes así.
- Toma perspectiva: puedes escribir lo que estás pensando y sintiendo.
- Reta esos pensamientos: la forma en la que pensamos influye en nuestras emociones y éstas en nuestras conductas “¿de verdad necesito estar así para que la gente me quiera?”. La idea no es amarse, es tener pensamientos más objetivos.
- Busca mejorar en otras áreas y conseguir pequeños retos: a nivel social, laboral, de aprendizaje, a nivel artístico…encontrar cosas que te sumen ese “valor” que piensas que te proporciona el aspecto físico, ayudará a que el cuerpo no sea el foco de atención.
- Compárate contigo misma/o.
- No critiques a otras personas: No sigamos generando más odio. Si una persona muestra su cuerpo tal y como es, admírala. Empieza a fijarte en qué te aportan las personas.
- Selecciona qué quieres ver en redes sociales: deja de seguir cuentas que solo te produzcan dolores de cabeza y empieza a seguir aquellas que aporten algo a tu desarrollo personal.
- Rechaza las restricciones: Hay mucho refuerzo social hacia las dietas restrictivas. Cuanto más nos prohibimos algo, más necesidad tenemos de ello y más hipervigilancia y ansiedad al respecto, lo que puede llevar a tener atracones o conductas que nos hacen sentir peor.
- Cuida la alimentación saludable, el sueño y el ejercicio moderado, verás que tu autoestima aumenta y tu cuerpo mejora, pero desde una intención de sentirnos mejor y fortalecernos, no por encajar en un molde. ¡Aceptarse no es abandonarse!
Pensamos que hay que encajar dentro de unos estereotipos de belleza para sentirnos bien, como si la felicidad estuviese ahí. En realidad, todo esto solo nos lleva a centrarnos en lo negativo que hacemos o tenemos y a dejar de disfrutar de las experiencias que nos da la vida y, sobre todo, de los logros que podemos conseguir nosotras/os. Si lo necesitas, pide ayuda a un/a profesional de la salud mental.
Fuentes:
-Schilder, P. (1936). The image and appearance of the human body: studies in the constructive energies of the psyche. psyche monographs, no. 4. The Journal of Nervous and Mental Disease, 83(2), 227-228.
-de Pedro, I. D. L. S. (2004). Introducción: alteraciones de la imagen corporal. Monografías de psiquiatría, 16(2), 1-2.